domingo, 27 de enero de 2013

Mis demonios...

Hoy mi esposa y yo retomamos una tradición que habíamos abandonado varios meses: ella me comparte por las mañanas los libros que lee, y casi siempre ocurre que nos surge alguna idea y terminamos filochofando. Ella ahora está leyendo un libro de Edgar Morin titulado "Mis demonios", que viene siendo una autobiografía del creador de la teoría del pensamiento complejo. El autor narra en el prólogo la enorme cantidad de información que ha tenido que roer, habla de la transdisciplinariedad, lo que nos llevó a recordar a los grandes hombres del pasado, como Da Vinci...

Comparando el pasado y el presente vemos que, en tiempos pasados, la ciencia estaba en manos de pocos hombres que tenían conocimientos vastos en muchas materias simultáneamente, mientras que hoy la ciencia está en manos de muchos hombres que manejan conceptos muy profundos pero en áreas muy específicas del conocimiento. ¿Por qué ha ocurrido ese cambio? Simple: por el crecimiento brusco de la cantidad y la disponibilidad de la información. Todo parece indicar que si se quieren lograr avances científicos relevantes en la actualidad, la solución consiste en el trabajo en colectivo, en la creación de grupos interdisciplinarios para la investigación de los grandes problemas.

Quizás el ejemplo más famoso de colaboración interdisciplinaria sean las Conferencias de Solvay organizadas desde 1911 por el químico, industrial y mecenas belga Ernest Solvay, en las que participaron personalidades como Albert Einstein, Henri Poincaré, Max Planck, Paul Dirac, Erwin Schrödinger, Werner Heisenberg, Wolfgang Pauli, Max Born, Niels Bohr, Walther Nernst, Marie Curie, el propio Ernest Solvay, Maurice de Broglie, Ernest Rutherford, Marcel y León Brillouin, Hendrik Lorentz, Heike Kamerlingh Onnes, Jean Perrin, Arnold Sommerfeld, Albert Michelson, Wilhelm Wien, Auguste Piccard, Peter Debye, Paul Ehrenfest, Irving Langmuir, Robert Oppenheimer, Ilya Prigogine, Georges Lemaitre y muchas otras eminencias de la primera mitad del siglo pasado.

En mi modesta opinión, creo que ya es hora de que TODOS los actores de los distintos procesos investigativos tomen conciencia de una vez y para siempre de que el volumen de información no va a disminuir con el tiempo, por tanto, para  resolver los nuevos y cada vez más complejos problemas que se presentan a la Humanidad, el único instrumento disponible es la creación de grupos interdisciplinarios, que vienen siendo como los equivalentes modernos de los Da Vinci del pasado.